Las declaraciones del Contralor General de la república, Nelson Shack, ha puesto nuevamente en evidencia, lo que todos sabemos y que muchas veces hacemos mutis, porque es tan común, que ya estamos “acostumbrados”. Casi en todos los medios de comunicación a nivel nacional, han salido publicadas sus declaraciones sobre la enorme cantidad de dinero que el país pierde, por la presencia de fraudes y chanchuyos en todos los niveles de gobierno. No solamente Podemos considerar a los congresistas, los del ejecutivo o de otros poderes del Estado, que se ganan buenos dólares y soles con sus malos manejos, sino que ahora se ha publicado que existe la corrupción de todos los colores, en todos los sectores. No son corruptos solo los de derecha, sino también los de la izquierda. Unos lo hacen descaradamente y otros en forma solapada. Lo cierto es que cada uno de estos malos sujetos, quieren vivir a costa del Estado o del dinero del pueblo. El Sr. Shack, ha declarado que “… el 12.7% del total del presupuesto señalado para las instituciones públicas del Perú en 2023 cayó en manos de la corrupción” (Peru21 del 28/02/24) Esto quiere decir en buen romance, que aproximadamente cerca de 20 millones de soles se ha usado para pagar favores políticos o contratos a dedo. Estamos de acuerdo que, para realizar un estudio técnico, que requiera de análisis avanzados, se tenga que contratar a un especialista, pero no es dable que para ordenar documentos y archivarlos, se tenga que contratar a personas “especializadas”. Eso lo notamos porque a pesar de que tenemos el auxilio de la tecnología, sigue creciendo el número de trabajadores en las instituciones públicas. Casi en todas las municipalidades o gobiernos regionales, no menos del 50% del presupuesto dedican al pago de servidores. Por eso es que hay pocos recursos para hacer obras públicas. Para colmo, a quienes contratan para supervisar las obras, prefieren pasearse por otros lados y no verificar el uso de buenos materiales. Por eso puentes y carreteras se están malogrando antes de tiempo. Imagínense los colegios que se han podido reconstruir o hacer con ese dinero, los hospitales y clínicas que son tan necesarias para la salud de nuestra población, Piensen en las vías de acceso a centros poblados actualmente casi incomunicados, que podrían mejorarse. Los servicios de agua o las campañas de prevención médica que tanto necesitan niños y mujeres. La verdad es que la corrupción está a nuestro lado y nos hacemos los de la vista gorda. Nosotros mismos contribuimos a su fortalecimiento y mantenimiento, que cuando ya nos sobrepasa, recién reclamamos. A la corrupción hay que denunciarla, para poder desterrarla.