LA LEYENDA DE PSIQUE Y CUPIDO... MÁS QUE UNA HISTORIA DE AMOR.
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Publicado en 15/02/2023

LA LEYENDA DE PSIQUE Y CUPIDO... 

MÁS QUE UNA HISTORIA DE AMOR.

Según la historia, inmortalizada por Apuleyo en su Metamorfosis (El asno de oro), Psique era la menor y más hermosa de tres hermanas, hijas de un rey de Anatolia. Venus, celosa de su belleza, envió a su hijo Cupido para que le lanzara una flecha que la haría enamorarse del hombre más horrible y ruin que encontrase.1

Cuando el padre de Psique observó que sus hijas mayores ya habían conseguido matrimonios pero Psique no tenía ningún pretendiente, consultó el oráculo de Mileto. El oráculo le dijo que abandonara a su hija en la cumbre de una montaña, donde un monstruo iría a desposarse con ella. Así se hizo y, una vez en la cumbre de la montaña, el viento se llevó a Psique volando hasta que la depositó en un valle, donde se quedó dormida.2

Al despertar, se encontró en el exterior de un hermoso palacio. Entró en él y fue acogida por las voces de unas doncellas invisibles que se pusieron a su servicio. Al anochecer, su misterioso esposo se unió a ella. Cada noche, en medio de la oscuridad, se amaban, pero Psique no podía conocer su identidad, dado que desaparecía de su lado antes de que llegara la luz del amanecer.3

Una noche, Psique le contó a su amado que echaba de menos a sus hermanas y quería verlas. Este aceptó, pero también le advirtió que sus hermanas querrían acabar con su dicha. A la mañana siguiente, Psique estuvo con sus hermanas, que le preguntaron, envidiosas, quién era su maravilloso marido. Psique, incapaz de explicarles cómo era su marido, puesto que jamás lo había visto, titubeó y les contó que era un joven que estaba de caza pero en una ocasión posterior, ante la misma pregunta, les dijo que era un hombre de negocios de edad madura y finalmente acabó confesando la verdad: que realmente no sabía quién era.4 Así, las hermanas de Psique la convencieron para que en mitad de la noche encendiera una lámpara y observara a su amado, asegurándole que sólo un monstruo querría ocultar su verdadera apariencia. Psique les hace caso y enciende una lámpara para ver a su marido: es entonces cuando descubre que su esposo es Cupido. Pero una gota de aceite hirviendo (de la que Apuleyo hace un tópico medieval: stilla olei ardentis) cae sobre la cara de Cupido dormido, que despierta y abandona, decepcionado, a su amante.5

Cuando Venus se enteró de estos sucesos, entró en cólera tanto con su hijo, que le había desobedecido, como con Psique, a la que buscó incansablemente e incluso prometió recompensar a quien se la entregara, hasta que finalmente consiguió que cayera en su poder.6 Entonces, la diosa, rencorosa, le ordenó realizar cuatro tareas, casi imposibles para un mortal.7 Como cuarto trabajo, Psique tenía que ir al Inframundo y pedir a Proserpina un poco de su belleza para entregar a Venus, con el pretexto de que había perdido parte de su hermosura cuidando de Cupido. Psique debía guardarla en una caja negra que Venus le dio. Psique subió a una torre, decidiendo que el camino más corto al inframundo sería la muerte pero una voz que brotó de la torre la detuvo en el último momento y le indicó una ruta secreta que le permitiría entrar y regresar aun estando con vida, además de aconsejarle cómo engañar al perro Cerbero, contentar a Caronte y cómo cruzar los otros peligros de dicho sendero. Siguiendo las indicaciones, Psique apaciguó a Cerbero con un pastel de cebada y pagó a Caronte un óbolo para 

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