BRASIL GANÓ Y SIGUE AVANZANDO... MIENTRAS QUE URUGUAY PERDIÓ Y COMPLICÓ SU SITUACIÓN...
El mediocampista de la selección brasileña Casemiro, titular y autor del gol de la victoria por 1-0 contra Suiza, se mostró satisfecho de haber cumplido la meta de la ‘canarinha’ de clasificarse a octavos de final en Catar-2022.
El jugador del Manchester United dijo que el “primer objetivo” fue cumplido al clasificarse “en un grupo muy difícil” para los octavos de final del torneo, algo “importantísimo”, destacó en declaraciones al canal brasileño SporTV.
Casemiro fue una de las figuras del equipo ‘verdeamarelo’, decisivo al anotar el único tanto del partido en el minuto 83 que le dio a Brasil la segunda victoria consecutiva.
Con la tranquilidad de estar clasificado para octavos de final, el seleccionado conducido por Tite jugará el viernes ante Camerún por la última fecha del grupo G.
Si empata en la última fecha de grupos, la “canarinha”, que sueña con el hexacampeonato del Mundo en Catar, garantizará además clasificarse en primer lugar.
El mediocampista de 30 años, uno de los referentes del plantel, resaltó que fue un partido difícil, para un Brasil que perdió por lesión en la primera fecha a su figura, Neymar Jr.
“Sabíamos que sería un partido muy difícil. Soportamos bien (al adversario), tuvimos paciencia. Ellos (Suiza) son experimentados, saben jugar, fue un partido de detalles y gracias a Dios pudimos hacer el gol”, sintetizó, todavía sobre el césped del estadio 974 al terminar el juego.El mediocampista, por último, se mostró feliz por haber contribuido con el gol, un potente remate cruzado que entró al ángulo luego de una jugada en la que participaron Vinicius Jr. y Rodrygo.
“Tuve la felicidad de hacer un gran gol para ayudar al equipo”, declaró, sonriente.
“Independientemente del gol, lo importante es ayudar a mis compañeros. Cuando ganamos lo hacemos todos, cuando perdemos también. Somos un grupo. Tenemos que valorarlo, eso es lo importante”, añadió tras ser elegido el mejor jugador del partido.
“Está claro que mi primer pensamiento es dar equilibrio y ayudar a mis compañeros atrás. Apagar el fuego. Pero si tienes la oportunidad de dar un empujón al frente...”, completó sobre su faceta goleadora.Finalmente preguntaron a Casemiro sobre los cambios con el equipo que cayó en cuartos en el Mundial de Rusia-2018.
“Son varias cosas. Han pasado cuatro años, han llegado nuevos jugadores, tenemos un abanico mayor. Hay un montón de chicos que están haciendo un buen trabajo. Además la línea defensiva tiene más experiencia”, señaló el medio del Manchester United.
PORTUGAL CLASIFICÓ A OCTAVOS... TRAS VENCER A URUGUAY POR 2 A 0... QUE COMPLICÓ SU CLASIFICACIÓN...
Uruguay ya está al límite de la supervivencia en el Mundial 2022, ni siquiera le vale el empate en la última jornada contra Ghana, nada más una victoria imperceptible hoy por hoy para la selección celeste, víctima de sus propios miedos durante una hora de partido, doblegado por dos goles de Bruno Fernandes y estrellado contra el poste, Diogo Costa y su ineficacia cuando perdió sus complejos (1-0), demasiado tarde para oponerse a la clasificación de Portugal.
Dos Uruguay para una derrota. Una, hasta el gol en contra, tan insustancial, tan conformista, tan falta de ambición, tan imprecisa, que siempre jugó al filo de la caída, de cualquier detalle. Otra, desde el 1-0 en adelante, que se acercó a todo lo que debe ser, con presión, con atrevimiento, con intensidad y con una ofensiva que no alcanzó el éxito, pero que pone en evidencia y cuestiona las razones de la puesta en escena de Diego Alonso.
No fue una casualidad el empate a nada contra Corea del Sur. Ni lo es su comprometida posición en el grupo. No está aún -y ya no queda margen- a la altura Uruguay de lo que pretende.
Entre tanta expectativa, entre tanta convicción en sus palabras, entre tanta atracción en algunos de sus futbolistas, en una hora fue un equipo sin identidad, con un plan conservador e ineficaz, que transmite expresivamente el temor al fracaso en el Mundial Qatar 2022. No aparecía Valverde. Ni Cavani. Ni Darwin Núñez. Faltaba juego. Y carácter.
Ni la agitación del sistema, de dos a tres centrales, de laterales a carrileros; ni la apariencia de la presión en campo contrario, más visual que práctica; ni la irrupción de Cavani, quizá por aquello de que fue él quien marcó los dos goles que eliminaron a Portugal en el último recuerdo mundialista en Rusia 2018; ni el arrebato de orgullo de Bentancur, el único este lunes por encima de la media; ni alguna carrera de Darwin Núñez, tan inexpresivo como el resto.
Necesitaba más el grupo de Diego Alonso, contenido por su propia prudencia, resistente por la contundencia de sus centrales, con la que soportó los ratos en los que le dio toda la iniciativa a Portugal, y sólo aligerado del peso de la presión, de la responsabilidad táctica, cuando surge una individualidad que tira hacia adelante sin atenter a otros rigores, como ocurrió cuando Bentancur regateó a tres rivales, menos a Diogo Costa, que adivinó el tiro.
Lo mejor en el primer tiempo (lo único, también) del ataque de Uruguay, tan poco con tanto en juego, encomendado a un contragolpe, a una inspiración, a un giro de guión inesperado, a una segunda jugada que promovió unas cuantas veces, en cuanto sintió el apuro de la presión sobre su área del rival, con unos pelotazos de lado a lado del campo que siempre ganaron Ruben Dias o Pepe, el reemplazado del lesionado Danilo Pereira en el once.
A las bajas del central del París Saint Germain, un titular indiscutible en el esquema de Fernando Santos, y Otavio, indisponible este lunes por una dolencia muscular, Portugal recuperó otra más.
Ya la tuvo en la primera jornada y recayó en la segunda: Nuno Mendes, el lateral del PSG, cuya reaparición en el once, descartada en la víspera por el técnico, duró 42 minutos, cuando se resintió, se tiró al suelo, se levantó y tomó el camino del vestuario, quizá hasta el de la despedida de Qatar 2022, dependiendo de lo que dicten las pruebas.
No daba entonces más de dos pases seguidos Uruguay de medio campo hacia adelante. Sí lo hizo Portugal, al que tanto le dio doblar y hasta triplicar la posesión de su rival a lo largo de varios tramos del partido, porque, entre tanto control, entre tanto pase, le faltó desborde ante la defensa contraria, hasta el segundo tiempo, hasta que Joao Félix remató al lateral de la red y hasta que Bruno Fernandes y Cristiano Ronaldo lo pusieron todo patas arriba. Entre medias, un espontáneo saltó al campo para mostrar al mundo una bandera arcoiris.
A Bruno, con demasiado espacio para perfilarse y proponer el centro desde una esquina del área, con Godín a la expectativa, le corresponde un porcentaje altísimo del gol, porque su envío fue al sitio concreto, entre el descuido de Varela para validar la posición de Cristiano Ronaldo y el fuera de juego que reclamó el resto de la defensa celeste, pero también al mejor goleador de la historia de Portugal, que, como poco, despistó (pareció que la peinó en un primer momento) a Rochet. La FIFA le otorgó a Bruno el 1-0, en el minuto 55.
A nadie le extrañó el gol. No por una cuestión de ocasiones, ni siquiera por un dominio abrumador de Portugal, que nunca fue tal, sino porque Uruguay apareció como un oponente menor hasta entonces, incomprensible cuando la clasificación para las octavos está tan en juego, inapropiado con toda la capacidad que tiene, como demostró en cuanto percibió con absoluta nitidez que la única manera de sobrevivir es lanzándose al ataque.
Entonces sí, Uruguay se elevó a una altura más reconocible, recompuso su ambición (inexistente ante Corea del Sur, inexpresiva durante una hora contra Portugal), alteró el discutible plan que Diego Alonso diseñó para ganar el encuentro y se liberó de toda la opresión táctica por la que circuló desde el principio, tan preparado para el error ajeno, tan obsesionado con el error propio, que el ataque, tan crucial, pasó a un lugar secundario.
Cuando fue una prioridad, cuando de verdad fue a por lo que había venido, era ya demasiado tarde. Ni con Cavani ni con Darwin Núñez.
Ni después con Luis Suárez, a punto del 1-1, ni Maxi Gómez, con un derechazo al poste. Ni tampoco con Arrascaeta, frustrado por Diogo Costa, los ejemplos irrebatibles de que si hubiera querido ganar antes todo habría sido posible para Uruguay, que bordea el fiasco en Qatar 2022. O vence a Ghana en la última jornada... O se va para casa. Bruno sentenció de penalti. Él mismo provocó la pena máxima, con un regate delicioso. Y él mismo la transformó: 2-0.