EL PARTIDO SE GANA CON GOLES...
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Publicado en 22/11/2022

EL PARTIDO SE GANA CON GOLES...

Escribe: Juan Percy Sánchez Samán

 

Ladridos y aullidos de perros hacían notar su malestar por los fuertes sonidos de cuetes lanzados al firmamento, bombardas reventadas cerca de las tribunas y los cánticos entonados en centenares de voces que mostraban la euforia en la hinchada del equipo de fútbol de la localidad. 

Un par de habitaciones hacían las veces de camerinos, una peor que la otra; aunque ambas se encontraban en mal estado, la habitación menos descuidada era designada para el equipo local, más parecía una caverna que un camerino, apenas ingresaban unos rayos de luz por la diminuta ventana de estructura metálica ubicada en la parte superior de la puerta de madera a punto de caerse, sin cerradura y descolgada de ambos lado era imposible cerrarla en su totalidad; un grupo de curiosos a las afueras con las orejas pegadas a la puerta, otros intentando mirar hacia el interior por el espacio entreabierto de ella. Diecisiete futbolistas dentro de la habitación apostados en las bancas construidas de concreto, el masajista, caballero de mediana estatura, pero de manos inmensas; todo un artista frotando piernas. El olor a charcot invadía todo el ambiente; de pie en una esquina se ubicaba Cameron Valer director técnico, los hermanos Villafuerte sentados uno al lado del otro atentos a las indicaciones del profesor Valer.

En la década de los setenta Cameron Valer había vestido la camiseta del equipo local, junto a él, los conocidos y recordados hermanos Falcán lograron la copa nacional, muy queridos marcaron una época, hábiles con el balón, corajudos en el gramado se ganaron el respeto de sus adversarios, luego de haber logrado el campeonato les dedicaron composiciones musicales nombrando a cada uno de ellos, las canciones se acercaban mucho a la expresión de un narrador deportivo, desde la salida del balón a manos del arquero, pasando por los hermanos y amagues de los hermanos Falcán y terminando con un potente puntapié de Cameron Valer dentro del arco rival.

A mediados de los años ochenta Wildor y Patrick Villafuerte vistieron la camiseta del equipo del Distrito, la quimba, la gambeta, la rapidez y su forma peculiar de congeniar como si tuvieran la facultad de comunicarse telepá ticamente les habían otorgado el titularato en el equipo, siempre alentados, estimados y respetados por la hinchada. Esa tarde sentados en las bancas de cemento de lo que fungía como camerino escuchaban al profesor Valer que decía:

— ¡Wildor hoy descansas! —  sorprendido, pero sin ánimos de desobedecer las órdenes del profesor Patrick Villafuerte le preguntó el motivo, al no tener ninguna dolencia, ni haber faltado a ningún entrenamiento, a lo que este respondió:

— Se habrán dado cuenta que durante los partidos de entrenamiento de la semana hemos aplicado nuevas estrategias, hoy la pondremos a prueba, formarás el grupo de suplentes —  replicó el profesor Valer.

La hinchada, apostada en las dos tribunas construidas de adobe y revestidas de cemento, saltaban entonando vivas, de pronto los jugadores del equipo del Distrito salían de los camerinos unos tras otros, al final el profesor Valer y su comando técnico conformado solo por el masajista y su clásica maletita de doctor, quien sabe que mejunjes traía dentro de él, capaz de calmar dolores de los puntapiés más fuertes y sonoros, pegar huesos rotos de forma instantánea, desdoblar tobillos torcidos. Ya la oncena ubicada en el campo deportivo trajo consigo pifias por parte del público al solo ver a uno de los hermanos Villafuerte en el gramado; se oía murmullos, gritos y reclamos hacia el profesor Cameron Valer

— ¡Queremos a Wildor como titular! ¡Que ingrese Wildor! ¡Estás loco, que haces!  —  Camerón Valer acostumbrado a los gritos provenientes de las tribunas, sean estos halagos o insultos de sus años de futbolista, hizo caso omiso a lo que se decía; el árbitro pitó el inicio del encuentro, la estrategia aplicada por el profesor Valer no dio los resultados esperados obligando a levantarse de la banca dar unos pasos hacia delante para luego voltear la mirada y dar indicaciones:

¡Wildor calienta!   este se levantó iniciando a realizar los ejercicios de calentamiento, la hinchada se puso de pie aplaudiendo, instantes después de realizado el cambio de jugador los hermanos Villafuerte iniciaron su juego de entendimiento telepático, al mismo estilo que el de los hermanos Falcan allá por los años setenta, el cambio de juego fue notorio, el entendimiento del equipo era diferente, las débiles tribunas de adobe se desmoronaban consecuencia de los saltos constantes y en conjunto de la hinchada, cuando de pronto el grito de ¡goooooooool! Invadió el estadio, el equipo del distrito adelantaba el marcador, la hinchada mostraba su alegría, no cesaban los aplausos, nuevamente las bombardas y cuetes retumbaban en todo el ambiente, un triunfo más con coraje porque “los partidos se ganan con goles”.

Años después las tribunas de adobe fueron demolidas y se construyeron dos nuevas, se esperaba la modernización del estadio; durante muy corto tiempo se gozó de un par de espacios para jugar fulbito y otras disciplinas ahora convertidas en oficinas municipales. Con el transcurrir de los años existen menos espacios públicos para practicar el deporte, el estadio del distrito con tribunas totalmente descuidadas y sucias, pareciese un recinto abandonado hace muchos años, la pista atlética desarmada. ¿Dónde pueden practicar deportes nuestros jóvenes? ¿Es imposible invertir en deporte? ¿es más rentable convertir nuestros pocos espacios deportivos en oficinas administrativas? ¿Qué tiene que suceder para tener más espacios deportivos de diversas disciplinas?, tampoco tiene nada que envidiar nuestra provincia, un estadio convertido ahora en estacionamiento de vehículos y también de chatarra, oficinas administrativas que deberían ser espacios deportivos, un estadio mutilado con beneficios personales y comerciales, nuestras autoridades desde hace muchos años viven de espaldas a la juventud.

El fútbol, pasión de multitudes se encuentra totalmente abandonado en nuestra provincia, no es necesario un coloso para que nuestros jóvenes practiquen deporte, no es necesario buscar las mega inversiones donde solamente se espera las jugosas comisiones, tampoco es necesario escuchar versos y poesías manifestando “yo he sido deportista”, invertir en los jóvenes no es pasear en campaña con deportistas de antaño prometiendo lo que no se ha de cumplir, las autoridades a cargo de gestiones durante las últimas décadas han demostrado su egoísmo dándole la espalda a la juventud, cerrando los pocos espacios deportivos y no brindando acceso a ellos; mucho compadrazgo, mucho negocito, mucho cuanto me toca; solo se gasta donde saben que les va a quedar algo, autoridades totalmente inoperantes, incapaces de hacer goles. Centenares de niños en diversas academias de fútbol, pero muchos talentos se pierden ante la ausencia de la autoridad de brindar las condiciones adecuadas para la práctica del deporte de los hijos del pueblo con cualidades suficientes para ser talentosos y brillantes, pero sin ningún apoyo, la falta de recursos económicos imposibilita su desarrollo deportivo, es allí donde se necesita de las autoridades aplicar una política deportiva adecuada con visión de futuro.  

A pocos días de iniciar nuevas gestiones de gobiernos locales recuerden que a cada uno de ustedes, a quienes la ciudadanía les ha brindado su confianza para administrar los recursos ciudadanos esperan que se gane el partido contra el atraso y el subdesarrollo, demuestren en la cancha que pueden hacer goles, porque ¡los partidos se ganan con goles! y no se olviden que en la banca está conformada por toda la ciudadanía prestos a calentar para ingresar a la cancha y tomar la batuta contra la inoperancia, ineficiencia y corrupción.

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