LA TAJADA...
Escribe: Juan Percy Sánchez Samán
Por Administrador
Publicado en 22/04/2025 09:48
NOVEDADES

Detuvo su motocicleta a las afueras del taller de mecánica, aún sentado en ella respondió el teléfono móvil y conversó a través de este durante unos minutos, luego guardo el teléfono y retiró del bolsillo de su camisa una calculadora pequeña, de esas que apenas cuentan con las operaciones de cálculo básicas, se veía presionar insistentemente el pequeño instrumento una y otra vez, en ese instante detuvo todos sus movimientos observando fijamente la pequeña pantalla de la calculadora haciendo un movimiento de cabeza de un lado a otro en signo de negación, hablaba consigo mismo, volvía a observar el pequeño aparato para nuevamente negar ya no solo en una expresión corporal sino vocalmente dijo:

— no llego, aunque me ajuste más, no llego —

Doménico Cristobal se había convertido en un flamante ingeniero, había forjado su carrera con esfuerzo y bastante ahínco.

Era aún un jovenzuelo cuando se inició como aprendiz del oficio de la carpintería metálica en el taller de Valentín Sulca, este, aunque solo unos años mayor que Doménico era un personaje hábil, sabía muy poco del oficio, pero jamás le faltaba trabajo, amiguero y convencedor, incumplido y fanfarrón, así era “el maestro Sulca” como se hacía llamar.

Contrataba maestros y operarios del oficio, fue allí donde Doménico inició su primera labor: cortando fierros y soldándolos. No necesito mucho tiempo para cruzar la línea de operario a maestro, habilidoso con las manos, un artista en las medidas y el corte, se había convertido en un especialista haciendo puertas y ventanas. Siempre que conversaba con alguien solía decirle:

— voy a estudiar para ser ingeniero — el maestro Sulca atento a las palabras de Doménico le respondió:

— y cuando seas ingeniero debes de trabajar en obras — él hacía alarde de ser amigo de gobernantes, de sus familiares, y también ser amigo de los amigos de estos

— yo estoy bien relacionado, por eso, trabajo no me falta, y si quieres progresar debes de seguir mis consejos — replicó el maestro Sulca, Doménico sonreía, guardaba silencio para continuar con sus labores.

Ya graduado como ingeniero había ocupado los primeros lugares de la universidad, lo que le valió como trampolín para ser convocado, y trabajar de manera inmediata con más de un profesional de la rama.

Se fue haciendo muy conocido, sus propuestas eran admiradas por sus antes profesores y ahora colegas, su buen trabajo se había convertido en una prestigiosa carta de presentación. Diseño viviendas y hoteles, reestructuró casonas antiguas y también apoyo a colegas para subsanar errores cometidos, en el mundo de la ingeniería de la región todos sabían de Doménico.

La llamada respondía a una propuesta la cual meses atrás un grupo de colegas lo convocaron para integrarse en la realización de un proyecto que realizaría el gobierno regional, era la primera vez que trabajaría un proyecto tan grande, estaba ansioso ser parte de ello, se decía así mismo que adquiriría experiencia, agradecía la oportunidad brindada por sus colegas, quienes al oír las palabras de agradecimiento sonreían diabólicamente

— ya le dijiste como es — expresó uno de los cinco integrantes del grupo. Doménico observa con susto a cada uno, no entendía porque las risas, inicialmente lo asumía como burla, tenía ganas de retirarse en ese instante, hasta que uno de ellos se acercó a él y lo abrazó diciéndole en voz baja y pausada

— tranquilo, no les hagas caso, ya iras entendiendo — quien preguntara si le habían hecho de conocimiento al nuevo integrante cuales serían las reglas del proyecto era el dueño de casa, era una vivienda de lujo ubicada a las afueras de la ciudad rodeada de campos de cultivo, era un lugar alejado y casi inaccesible, en ese instante el anfitrión caminó hacia un estante, abrió una de las puertas para sacar de ella una botella de whisky y cinco vasos los cuales colocó en la mesa

— esto merece un brindis — dijo el anfitrión, abrió la botella y fue sirviendo uno a uno los vasos con el licor, conforme servía expresaba acerca de la confianza, discreción y lealtad, fue esa palabra la que usaba de forma repetida “lealtad”

— si ustedes muestran lealtad, trabajaremos este y todos los proyectos — el anfitrión soltó una sonora carcajada, levantó su vaso de whisky dirigiéndolo a cada uno de los presentes llamándolos por su nombre, al parecer ya se conocían, eran de confianza, mostraban cercanía y tenían un trato amical.

El integrante quien le dijera a Doménico que luego explicaría el porqué de las risas y cuáles serían las reglas del proyecto se volvió a acercar a este para pedirle esté atento porque en cualquier momento lo llamaría vía telefónica.

El anfitrión concluyó el brindis y fue acompañando hasta la puerta a los cuatro restantes, los mismos quienes tendrían a cargo la realización del proyecto, ya fuera de la vivienda se despidió diciéndoles:

— estén siempre atentos, y recuerden “lealtad, lealtad, y lealtad” —

Aquella llamada fue el “luego te explico” que le dijeran a Doménico en aquella reunión llevada a cabo en la casa del “anfitrión”.

Para ser parte del proyecto debía de aportar una buena suma de dinero, esa era la matrícula, la cuota de ingreso, el pasaporte, esa era la comisión. El colega le decía que el anfitrión estaba pidiendo la suma de dinero a la brevedad del tiempo, la quería sobre su escritorio para el día siguiente

— solo falto lo tuyo, solo falta tu tajada — le repitió. Alegaba que “el anfitrión” tenía la necesidad del dinero, y si él no estaba en capacidad de ser parte del proyecto le había pedido le brinde la oportunidad a otro.

— si aún no hemos empezado ni siquiera a sentar ningún ladrillo, ni a levantar ninguna columna, no hay nada — le respondió Doménico, de forma instantánea y sin titubear desde el otro lado de la línea escuchó — a este nivel todo es por adelantado, tu tajada es por adelantado — le dieron un plazo de tres horas para aceptar o rechazar aduciendo que en estos negocios el tiempo y la voluntad es vital.

En estos tiempos Doménico se ha convertido en pieza clave de los proyectos desarrollados por los municipios y gobiernos regionales, es el nuevo Querubín de alcaldes y gobernadores, ahora siempre está con “el anfitrión” , ofreciendo tajadas y también solicitándolas.

Comentarios