Aldo Ramírez Muñoz, es un artista plástico cañetano, cuyos trabajos ha recibido sendos reconocimientos de críticos del arte visual, no solo del Perú sino del extranjero.
Recientemente, la crítica de arte plástica peruana Adriana Cillóniz García, relievó las obras de Aldo Ramírez quien por estos días expone sus pinturas en el Centro Cultural de la Universidad Nacional San Agustín UNSA de Arequipa.
Aquí la crítica.
La geometría, el lenguaje de todas las ciencias, es adaptada universalmente por los humanos para las distintas necesidades y escenas de la vida a través de figuras y patrones; guardada y trascendida con significado precioso y absoluto por generaciones de culturas y pueblos que nos llegan hasta nuestros días, conectándonos a través de códigos y arquetipos en el fluir de un lenguaje silencioso, sutil, de emociones, de comprensión, donde las palabras apenas alcanzan a explicar en toda su riqueza.
De esta manera acercándonos dentro de la cosmovisión andina se presentan códigos y arquetipos, cuya influencia es ejercida en la cultura, las matemáticas, y el arte a través de elementos primordiales como el punto y la línea además del plano y el espacio a través de patrones y diseños que dan forma a un pensamiento sumando durante el proceso el uso de determinados materiales y colores, cuyo significado a nivel estético guarda estrecha relación con el hacedor.
Gracias a las investigaciones del fallecido arquitecto peruano Carlos Milla Villena, descubrimos un Sistema Geométrico de medidas cuyos orígenes nos remontan a más de 4000 años atrás al antiguo culto a la constelación de la Cruz del Sur, dado por el descubrimiento del Geoglifo Estelar de las Salinas de Chao, al norte del Perú, dando pie este descubrimiento a una fórmula geométrica relacionada con el conocido Pi.
Esta pequeña mención desde el campo astronómico y arqueológico nos permite entender la enorme relación existente entre el ser humano, el espacio y la necesidad de conexión entre ese yo y la naturaleza tanto espiritual como humana que se ha dado desde siempre, ese sentido de pertenencia a un espacio concreto y el atribuirle un significado inherente y comprensivo a su propia existencia.
Entre otros ejemplos y manifestaciones desde el punto estético y geométrico podemos relacionar otras formas de arte occidentales, desde el Hombre de Vitrubio al Ad Quadratum y el Ad Circulum del Gótico pasando por la serie de Fibonacci tan encontrada en nuestra naturaleza orgánica hasta los planteamientos de Kant sobre la forma y número así como la lógica dialéctica de Hegel, incluyendo la propuesta cubista de Picasso, la síntesis de Mondrian, el diseño de Walter Gropius hasta el deleite meditativo de los mandalas en la India, todos basados en el principio geométrico y la visión única y peculiar del espacio.
De esta manera, Aldo Ramírez nos presenta esta serie de obras donde nuestra vista, nuestro pensamiento, deberá dilucidar entre la composición entera de la imagen y las partes individuales que la componen. Aunque pueda parecer complejo observar y comprender en primera instancia, en su conjunto la representación de líneas y formas que tan bien conocemos desde la infancia, podemos quedarnos quietos e intentar adivinar qué es, por qué es y qué quiere decir o también podremos disfrutar, dejando nuestra mente libre, que sea ella en nuestra intuición la que decida y nos deje guiar por el recorrido geométrico, por el sentido de los colores, por el tacto meramente visual de las texturas para fundirnos en él y hallar correspondencia dentro de nuestras emociones, sugiriendo de esta manera al visitante hallar una unión armoniosa entre lo que ya conoce y lo planteado por una mente en particular, un artista que devela su pericia en el manejo de la composición geométrica y el conocimiento de la simbología andina.
Adriana Cillóniz García
