Como dicen las rimas de Bécquer, volvieron casi todos los niños y jóvenes a sus aulas, tratando de forjarse un mundo mejor, en base al aprendizaje de nuevas experiencias y conocimientos.
Obviamente que no regresan solos, los profesores vuelven con ellos, para impartirles nuevos conocimientos. Podríamos decir que las experiencias son similares, pero no siempre es así, si miramos lo fragmentada de nuestra sociedad, colegios de diferentes regiones o zonas, van a brindar diferentes experiencias.
Algunos llenos de tecnología y otros, con apenas intenciones o limitaciones. Así como nuestro país está lleno de diferentes realidades, la educación también lo está.
En pleno siglo veintiuno, aún hay niños que no tienen ni dinero y los colegios ni los recursos, para que se pueda decir que egresarán alumnos con mejores capacidades. No solo nos falta aulas adecuadas o materiales didácticos actualizados, sino que nos falta apoyo tecnológico (internet, tablets, corriente eléctrica, etc.), como el caso que alumnos se van a la punta del cerro para tartar de captar la señal de internet. Falta buena alimentación.
Alumnos desnutridos serán al final, profesionales deficientes o de poca capacidad profesional. Las áreas educativas sin adecuadas competencias harán de los niños últimos en la capacidad de comprensión lectora o matemática. Ocupando de esta manera, los últimos lugares en América y el mundo.
Ni que hablar de la curricular, que no forma alumnos investigadores o creativos. Muy poco se promueve el conocimiento de la realidad y, ni siquiera los preparamos para el ingreso a la Universidad, a donde muchos son los postulantes, pero pocos los elegidos. La verdad, que, sin una Buena educación, solo nos queda esperar una gran cantidad de desocupados o desempleados. Terminando carreteras que de muy poco o casi nada les sirve. En todo caso, solo mano de obra barata. Lamentablemente, en nuestro país, no tenemos una Buena educación.