La rebelión de Tupac Amaru II y Micaela Bastidas comenzó el 4 de noviembre de 1780 con la captura del corregidor Antonio. Fue la más grande en Hispanoamérica colonial.
Al inicio, Túpac Amaru II afirmó que su intención no era ir en contra del rey sino en contra del mal gobierno de los corregidores.
Más tarde, la rebelión se radicalizó y se convirtió en un movimiento independentista.
Su esposa Micaela Bastidas fue la estratega fundamental y, junto con los familiares de ambos, tuvo una importante participación en el reclutamiento, abastecimiento y hasta en la toma de decisiones.
Con el apoyo de otros curacas, mestizos y algunos criollos, la rebelión se extendió y llegó a tener tropas de decenas de miles de combatientes. Entre sus ofrecimientos se hallaban la abolición tanto del reparto como de la alcabala, la aduana y la mita de Potosí.
Túpac Amaru II fue ejecutado el 18 de mayo de 1781 en la plaza de Armas de Cusco, luego de seis meses de iniciado su levantamiento. Presenció la tortura y muerte de sus familiares y aliados, entre ellos Micaela Bastidas, y, tras un intento fallido por descuartizarlo vivo, fue decapitado. Su muerte no puso fin a la rebelión, pues esta se extendió a una segunda etapa desarrollada principalmente en la región altiplánica.