“CANDELITA BAJO GUANO”...
Era una frase antigua que la escuche en boca de mis padres, hace muchos años, cuando se referían a lo que aparentemente estaba ya terminado, pero que ellos sabían que había posibilidad de rebrote. Así como ahora mucha gente piensa que la paz se está ganando de a poco y, que la tranquilidad para el país, llegará pronto.
No nos engañemos. Puno sigue siendo, mal que les pese, una brasa que pronto se vuelva a encender. Por lo menos muchos activistas de los motines se encargan de mantener vivo ese fuego, que tarde o temprano se puede otra vez desperdigar por gran parte del sur del país.
El silenciamiento de las manifestaciones y revueltas, por parte de la prensa, en una gestión que el gobierno hizo, obviamente con el apoyo de los medios de comunicación nacional, ha brindado importantes dividendos.
La mayoría de la población piensa que ya no hay revueltas y, si por allí se informa que cerca de 400 mujeres puneñas viajaron por la “segunda toma de Lima”, ya no caló en la noticia nacional.
Ahora, los medios le han dado mucho énfasis a la acción del “ciclón del norte”. Los daños que está sufriendo Tumbes, Piura y Lambayeque, amén de otros pueblos y la capital nacional, será tema que cubrirá el interés casi general de la población. Esto a su vez, nos está demostrando como ocurrió con otros gobiernos, que no se pensó en prevenir futuros daños y que la plata se gastó sin ton ni son.
Algo de esto nos podría explicar el señor Chui, ex gobernador regional de Lima Provincias, y que estuvo encargado, como Autoridad de la Reconstrucción con Cambios, de la zona norte del país y, que ahora se sabe que el rio La Leche, no tiene desfogue al mar, por lo que el embalse puede producir una laguna que cubriría varias ciudades importantes, incluyendo Chiclayo.
Como antaño, estas organizaciones, incluyendo los Gobiernos regionales y locales, dilapidaron o mal gastaron los recursos que se les dio, con la finalidad de prevenir los desastres de ahora, o de cualquier momento que podrían ocurrir.
Fueron designados (o son, diríamos mejor), para hacerse cargo de dichos organismos, sin tener ni idea de la previsión.
Cañete no es ajeno a estas situaciones. No hay cuando comenzar una verdadera política de prevención de accidentes o casos reales. Aquellos que podríamos llamar huaicos (las zonas son conocidas), sismos o riesgos rivereños.
Las autoridades se tiran la pelota tras un documento, donde le reclaman al otro ente, sobre la posible situación y, mientras no se contesta o no se hace, la muerte volvió a enseñorearse en nuestras tierras.
Esta es sólo acción de la naturaleza. Lo otro es acción del hombre. Esperar agazapado y lanzar ataques al enemigo político, para quitarlo de en medio y, nuevamente con mentiras o embustes, tomar nuevamente la iniciativa para ganar dividendos, que lo puedan poner en el poder.
A esa gente, no les interesa muertes de personas (al contrario, las aprovechan), para levantar sus voces “reivindicatorias” y de seguir usando a la masa humana, para su beneficio político.
No hay que descuidarse. Solapados están esperando como “candelita bajo guano”.