EL HOSPITAL DE SAN LEANDRO DE LA VILLA DE CAÑETE (SS.XVI – a – XVIII)
FUNDACIÓN DE LA VILLA DE “SANTA MARÍA”
Al ocurrir la invasión española en el territorio del Tawantinsuyo, las tierras fueron repartidas de facto entre los “chapetones”; mediante ordenanzas reales se inició la colonización, fundando villas y ciudades; así se tiene que un 30 de Agosto de 1,556 se fundó la Villa de Cañete, cuando por entonces era Virrey del Perú Don Andrés Hurtado de Mendoza Marqués de Cañete y cuyo mandato fue ejecutado por el Capitán Jerónimo de Zurbano. El fundador, por orden real, adjudicó tierras a los primeros 25 vecinos españoles que antiguamente pertenecieron a los señoríos de Herbay, Chical, “Coaldas”, Canchary, Huancarca (Hualcará), Ungará, Suiva, Isquet, etc., de los incas y de los mitimaes de privilegio y de privilegio como los Chinchay, Coayllos, “mochicas”, etc.
Se recuerda por la documentación revisada y estudiada, que para dicho reparto, se enajenó brutalmente las tierras agrícolas pertenecientes a los naturales de la región y fueron dadas a los invasores para solares y sembríos. En el Acta de Fundación se lee que, el reparto se hizo en base a “Tierras de sembradura de maíz de yndios”; cuestión que se legalizó con las visitas de los “jueces componedores de tierras” en los siglos XVI y XVII, como Alonso Maldonado de Torres y Beaumon y Navarra Conde de Castejón.
Precisamente, de los mencionados repartos nacieron las dilatadas haciendas en el Valle del “Guarco”, tales como “El Dulce” (Montalván), Tambo Quemado, Santa Bárbara, El Calero, Nuestra Señora de Belén (La Huaca), San Juan Capistramo (La Quebrada), San Pedro Abad (Hualcará), Herbay y Matarratones (Arona), entre otras. Además, los repartos de tierras en los momentos de la fundación de la villa a particulares para “chácaras”, también se otorgaron solares y tierras al cabildo, la “Yglesia”, los conventos, para el corregimiento, a “carsel” y los hospitales de españoles y naturales.
HOSPITAL DE SAN LEANDRO
El primer Hospital de Cañete fue el de “San Leandro”, creado en el momento de la fundación de la Villa de Cañete (30/08/1556); así en el citado reparto de solares se “señalaron dos solares” para que se haga un monasterio del Señor de “Santo Domingo”, “sea aportado de la Yglesia mayor”.
Asimismo, se repartieron dos solares para que se edifique un hospital para españoles y de naturales; cada lote tenía “ciento cincuenta pies de largo e trecientos en cuadro” (1).
Además, de los solares adjudicados, en un primer momento, al hospital se le adjudicó tierras de sembrío para su manutención: 20 fanegadas en “ysque” (Cuiva) y 50 fanegadas ubicadas en Hualcará y Ungará.
Por 1,612, García Rodriguez, mayordomo del Hospital, recordaba que éste se fundó por mandato del Virrey Andres Hurtado de Mendoza, y que se le había adjudicado “cuatro solares” y tierras de cultivo para su mantenimiento y administración; y lo particular es que las “visitas” de control lo hacían los “eclesiásticos” y se entrometían en nombrar y poner mayordomos, usurpando de esta manera a su magestad el Rey el “derecho real de patronazgo”. Textualmente, García Rodríguez, decía:
“El Hospital se fundó por particular comisión del Señor Bisorrey don Andrés Hurtado de Mendoza Marqués de Cañete en cuyo cumplimiento el cabildo, justicia y regimiento desta villa tenía 4 solares para el dho hospital y las tierras para el serial y para administración, del dho cabildo nombró mayordomo Lego y enesta posición a estado hasta desde que se fundó esta villa mas de Sesenta años a esta parte que lo visita eclesiásticos. En perjuicio del derecho del real Patronazgo pertenece a su magestad. En todos sus reinos se entremetieron a nombrar mayordomo (del Hospital) usurpando a su magestad el derecho real de Patronazgo y quitando y desponiendo al dho cabildo”
El primer mayordomo del Hospital de “San Leonardo” fue Jara “Basquez”, a él le “mandaron que tenga cuenta e razón de las limosnas y otras cosas que rentarán y que gaste en la obra de ello”. Las propiedades del nosocomio se ubicaban en San Luis, Hualcará, Ungará y Cuiva, en la cantidad de 70 fanegadas de tierras; pero, lamentablemente sus propiedades se fueron perdiendo en el tiempo, especialmente por ventas fraudulentas, pués, una de esas ventas la hizo “Juan Sarmiento”, quien mandó “vender a censo” 10 fanegadas en Hualcará en “pública almoneda” y se remató en la persona que “mejor postura hizo”, por 1,661. Las críticas por la pésima administración se hicieron por el Siglo XVII; así EL Vicario Juez Eclesiástico de la villa, Licenciado Jerónimo de Santa Cruz y Padilla, manifestaba por 1,662, que:
“...padecen los pobres notablemente necesidad, por que en ninguna manera se les hace hospicio, ni hospitalidad, y muchos han muerto por falta de regalo y medicinas y quien cuide de darles de comer particularmente. Los yndios serranos que ocurren a esta dha villa, sin haber quien los visite y cuide de ellos. Y las rentan y censos del dho Hospital se dejan de cobrar por guardar algunos respectos el dho mayordomo y oy se deben muchos corridos y esclavos del dho Hospital andan descarriados y sin dueño, de que hay, y ha avido muchos clamores y murmuraciones”
Las críticas recaían en el mayordomo Ponce de León; en realidad las “murmuraciones” en “San Juan del Guarco” o San Luis, eran constantes; pués, el Servicio del hospital estaba prácticamente abandonado, y más aún, los esclavos que atendían los servicios andaban descarriados (“simarrones”).
Pero, un vecino de la Villa “Joan” Gutierrez Villapardina recordaba y ensalzaba la administración de Pedro Vega Zapata de 1,622, diciendo que:
“ejerció el dcho oficio (de mayordomo) mucho tiempo con tanto amor y puntualidad que por hallardo perdido y sin ninguna fresada ni cama le proveyó de todo lo necesario, camas y cuxas y regalos y medicinas y dos esclavos hasta gallinero de gallina y luego ocurran generalmente yndios y españoles pobres a curarse y los regalaba como en uno de los hospitales de la ciudad de los Reyes por que los visitaba muchas veces al día y en que casa se hacían las purgas y demás medicamentos necess-os para los dhos pobres de gracia con gran amor y caridad y lucía éste, cuidando por muy raras veces le veyan morir en el qe Hospital de los muchos qe a el ocurrían y se curaban. Y teniendo en punto de cobrar muchos dineros que se debían al dho Hospital se ha hecho una petición ante el Señor procurador el Sr. Vega diciendo que tenía pedido el dho Hospital y se aprovechaba del dinero, siendo falso y contra toda la verdad” (2)
Gutierrez Villapardina, no declaró con la verdad; pues, el Hospital de “San Leandro”, que atendía tanto a españoles como a “yndios”, pasó durante el coloniaje español un gran abandono, y hubieron mayordomos que se aprovecharon de las rentas que producían sus tierras, así como de las donaciones que recibía el hospicio; algunos de sus administradores vendieron parte de sus propiedades; la administración fue pésima, pués, los esclavos que atendían los Servicios del Hospital “andaban corridos” o “descarriados” y se encontraban “simarrones”; los curas usurpando funciones nombraban mayordomos, atribución que le correspondía al cabildo por mandato real. Por el “mal servicio”, muchos pacientes morían por falta de medicinas y de cuidado; las rentas y censos del Hospital “no se cobraban”, o probablemente el mayordomo hacía uso indebido de ellos o se los apropiaba. Por todo lo que ocurría, es que había “muchos clamores y murmuraciones”.
El abandono del hospital fue también notorio en el siglo XVIII y sobre todo cuando el mayordomo fallecía, momentos en los que no se podía entregar los censos impuestos sobre algunas haciendas; así por ejemplo don Juan Bautista Belzunce y de Eliso dueño de la hacienda Viña de Santa Rita, no tenía a quien entregar el “Tomin” al hospital de San Leonardo que era de 552 pesos por la muerte del mayordomo. Así, al ocurrir estas circunstancias, el Tomín (censo) que tocaba a San Leonardo, lo “gozaba” el hospital de Santa Ana de la ciudad de los reyes; o muchas veces el dinero se pretendía tomar para la “fábrica” de la Iglesia de la Villa de Cañete. Por 1,744, la “peste de la viruela” azotó las poblaciones de Lima y Cañete, y el mayordomo de ese momento el “Sirujano” José Metansos, manifestó que los pacientes de viruela se atendían en el Hospital de Santa Ana; por tal hecho el mayordomo de éste decía: “y por que no solo al presente sino en todos los tiempos ocurren (acuden) a curarse en este hospital de Santa Ana muchos yndios naturales de la Villa de Cañete por la proximidad es que se hallan y con comodidad por lo llano del camino para conducirlos...” (3)
En el hospital de San Leonardo y las boticas de la zona, se utilizaban medicamentos tradicionales, tales como la trementina, “albayalde”, “polvos de Vilma”, aceite rosado, “Vardenillo”, “piedra de los lipas”, ármica, “ ynciensso”, ungüento rosado, ungüento amarillo, ungüento blanco, “ungüento execiaco”, “diaquilón”, “ynguento encarnativo”, “acucar” (azúcar), miel, “ventosa”, “lancetas para sangrar”, jeringa, “vainilla”, etc. A lo expresado se puede agregar que los “yndios” eran atendidos mucho mejor en el pueblo de Santiago de Lunahuaná que en el Valle del “guarco”, pueblo en el que incluso había un boticario (Juan de Bilbao: 1589). Además, el curaca principal de “Rinaj Huanay” en dicho año don Gonzalo Llacsa adquirió medicinas para curar a sus enfermos; así por ejemplo, Llacsa recibió de Diego Gil de Asis de positario general de medicinas del reino; una cantidad de productos médicos, así lo confirmó Bartolomé Ramirez vendedor, en cuya memoria se declararon hasta los precios: una arroba de azúcar 10ps, una botija de miel blanca 7 ps, una arroba de aceite 12 ps, dos pares de ventosa 5 ps y 7 reales, 4 lancetas para sangrar 4 ps 6rr., una jeringa 3 ps 5rr., una paila para “acostar” 6ps 2 rr. Y una “bacinilla” 2 ps y 6 rr; lo que hacía en total de 51 ps 6rr (sic) (4). Se advierte que los medicamentos utilizados durante el Virreynato español eran sumamente rudimentarios y caseros, por que la ciencia médica no estaba “adelantaba” o “avanzada”.
San Leonardo funcionó hasta inicios de la república, para pasar después al abandono y el olvido. Pero es importante destacar que el Hospital jugo un rol destacado en las guerras de emancipación en la provincia de Cañete.
Asiento Bibliográfico y Documental
(1).- Fray Domingo Angulo : En Revista Histórica – órgano del Instituto Histórico del Perú; T. VII. Lima – Perú, 1921; pp. 21 – a – 89
(2).- Archivo Arzobispal. Sección Hospitales de Provincias: Ica, Cañete y Huánuco; Yauyos y Pacarán. Legajo N° 4; 1611 – 1869: Exp I, f1; Exp II, fs 3 – a – 11; y Exp. III, fs 1 – a 10.
(3) Archivo General de la Nación : Real Audiencia – Hospitales. Legajo N° 100, cd. 835; 1744 – hojas útiles 5; fs. 2, 3,4 y 5
(4) Archivo General de la Nación: Derecho Indígena y Encomiendas: 1589. Legajo N° III; cd. 30.
Digitación: M.CH.A.