TOTALMENTE CORRIENTE...
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Publicado en 10/01/2023

TOTALMENTE CORRIENTE...

Uno a uno los trabajadores despedían su salida, los relojes marcaban minutos después de las seis de la tarde y el horario laboral había concluido; el crepúsculo invadía el cielo, la noche a paso lento oscurecía el firmamento; frente a las oficinas está la plazuela, algunas bancas de madera y amplios jardines la adornan con rosas multicolores, al centro un mástil donde izan la bandera de la localidad; las luces artificiales de los postes se encienden evitando la penumbra, las mismas luces traslucen los ventanales de cristal de la oficina, al fondo un ambiente acondicionado para la gerencia de estructura de aluminio cubiertas de vidrio haciendo las veces de paredes, diez cubiles donde se ubican cada uno de los trabajadores del área y al ingreso un escritorio ocupado por Nora Sarmiento, joven secretaria que hacía pocos semanas había ingresado a laborar en reemplazo de la anterior trabajadora quien pidiera descanso debido a un cáncer que la aquejaba y necesitaba tratamiento inmediato. La joven secretaria apenas se acercaba a los veinticinco años, al terminar sus estudios secundarios inmediatamente curso la carrera de secretaria, tiempo después cuando apenas había cumplido la mayoría de edad ya había concluido la carrera, su buen desempeño la llevaron a trabajar en varias empresas, su juventud no eran sinónimo de inexperiencia, por el contrario, siempre atenta y conocedora de sus labores fue recomendada y reconocida. 

— hasta mañana señorita Nora — se despedían los trabajadores

— ¿aún te quedas? — le pregunto una de sus compañeras con las que solían retirarse juntas para tomar el colectivo con dirección a sus casas

— termino de organizar estos archivos y ya me retiro, anda avanzando, no te preocupes — respondió Nora 

Las luces de la oficina de gerencia estaban encendidas, Simón Rabanal, personaje larguirucho de test morena; sus casi cincuenta años no le impedían utilizar pantalones pitillo y zapatos de punta larguísima semejantes a los de payaso de circo, Simón Rabanal ocupaba el cargo de gerente, su mirada siempre estaba acompañada de una media sonrisa haciéndola parecer fingida, sobre todo con las féminas de la institución a quien ni bien las veía aparecer su rostro esbozaba un estirar de labios; era común cruzarse con él a altas horas de la noche, no tenía control de horarios laborales. 

Esa noche salió de su oficina y se encontró con la presencia de Nora

— ¿Aún por acá señorita Nora? —  preguntó el gerente

— ya estoy retirándome señor Simón — respondió la secretaria

— vamos, mi auto está en el estacionamiento, te llevo hasta la ruta de la primera estación del bus— le dijo el gerente.

La ruta hasta la primera estación del bus demandaba unos veinte minutos, Simón Rabanal hacía alarde de su auto nuevo, había cambiado su viejo Volkswagen escarabajo por una camioneta del año a todo confort, muy atento abrió la puerta del copiloto invitando subir a Nora Sarmiento, raudamente se desplazó al otro lado de la camioneta y subió en ella, encendió el vehículo, volteó el rostro mirando fijamente a la secretaria mostrando una sonrisa pícara y guiñándole un ojo, ella sorprendida lo observó fijamente y con rostro serio para no responder la sonrisa ni el guiño, volteo la mirada y la mantuvo fija al frente atenta a la ruta que los llevaría a su destino. El gerente decidió tomar una ruta alterna, un poco más distante pero bastante liberado del tráfico de vehículos; la ruta inaugurada un par de años atrás era usado por vehículos particulares, no había transporte público ya que se alejaba varios metros de la zona urbana y no habría pasajero que aborde las unidades por esos lares, una ruta más rápida y de muy poca iluminación. 

Simón Rabanal le pedía a Nora Sarmiento escuchar el rugir del motor de su camioneta, y que sintiese la fuerza que tiene para trepar las pendientes, ella, al no saber nada de motores ni de fuerzas ni velocidades vehiculares asentaba la cabeza aceptando las palabras del gerente.

La hora de refrigerio se acercaba, el personal de la oficina enrumbaba hacia el comedor de la organización, unos llevaban sus loncheras y en grupos iban ocupando las mesas; Nora Sarmiento se encontraba en la oficina terminando de ordenar unos documentos que luego tenía que hacer firmar al gerente, al percatarse que no se encontraba en su oficina dejó los documentos sobre su escritorio y encima de ellos una nota indicando que estaban a la espera de firma. Nora siempre almorzaba fuera de la organización, casi siempre lo hacía sola; esa tarde cuando ya procedía a salir se topa con Justin quien ingresaba a la oficina 

— ¿está tu jefe? —  preguntó Justin

— si no se habrá dado cuenta, es la hora del refrigerio y el señor Simón Rabanal salió a una reunión hace ya bastante tiempo y no ha vuelto—  respondió la secretaria

Nora Sarmiento siempre conversaba con Justin en las pocas veces que este visitaba la oficina

— ¿podemos almorzar juntos? —  le preguntó Nora a Justin

— quisiera conversar algo contigo —  replicó la joven secretaria

Ambos salieron de las oficinas de la organización, cruzaron la avenida hacia un restaurante de comida rápida, ambos eligieron del menú de opciones del pizarrón electrónico y pagaron por anticipado, costumbres de este tipo de centros de expendios de alimentos, ubicaron una mesa y se sentaron a la espera que los llamen para el recojo de su pedido

— quiero contarte algo —  dijo Nora Sarmiento

—dime, ¿qué sucede? —  respondió Justin

Nora le empezó a narrar que días atrás ella se había quedado hasta tarde en la oficina ordenando una documentación que era de urgencia para el día siguiente, quiso aprovechar unas horas más para no tener una labor recargada al día siguiente y no se percató que ya era tarde; cuando se retiraba, el gerente Simón Rabanal ofreció darle una jalada hasta la primera estación de buses, ofrecimiento que no se negó dada la hora que era y sería difícil encontrar algún colectivo que la recoja; de pronto, su rostro se tornó totalmente enrojecido como si el sol le hubiese ocasionado alguna insolación, las cejas y frente fruncidas mostraban el enojo contenido

— hasta hoy trabajo en la organización, ya presenté mi carta de renuncia irrevocable —  dijo Nora

Esa noche, en el transcurso del recorrido hacia la estación, el gerente mientras conducía su vehículo posó una de sus manos en la pierna de Nora Sarmiento, ella, rápidamente tomó la mano del gerente retirándola y pidiéndole respeto, este haciendo caso omiso a la solicitud de Nora intentó por segunda vez hacer lo mismo, pero antes que este logre tocarle la pierna ella ya se había alejado. Simón Rabanal sin ningún prejuicio continúo conduciendo y expresando la cercanía y confianza que tenía con los altos funcionarios de la organización, Nora Sarmiento le pidió que por favor la deje en el primer paradero y no hubiese imaginado que era alguien totalmente corriente, falto de valores y respeto por el prójimo.

 

La sociedad ha caído en un precipicio de pérdida total de valores, existen individuos que piensan que el poder les otorga impunidad para faltar el respeto al prójimo, creen que ese poder mal otorgado les brinda superioridad y derecho sobre la vida de los demás, muchos se aprovechan excesivamente de la necesidad de las personas, el mancillar el honor del prójimo se ha vuelto en pan de cada día, muchos creyendo que todo tiene un precio, que el honor de una persona viene etiquetada con un valor cual prenda de vestir en una boutique. 

Sabemos que muchos casos son defendidos, pero otros muchos son ignorados, y si las personas no tienen compadres, conocidos o padrinos la justicia siempre estará lejos de ellas, ¿cuánto nos falta cultivar como sociedad?, ¿cuánto nos falta educar?, recordemos que la educación nace en casa, indicando lo bueno, lo malo y lo feo de la vida, inculcar el respeto al prójimo, y que en todo camino encontraremos obstáculos, algunos grandes y tal vez otros pequeños y saber expresar, no callar los abusos ni los excesos, no permitir ofensas a cambio de un puesto laboral, es sabido que nuestra sociedad está plagada de personajes corrientes, pero también existen personas justas y respetuosas que buscan una mejor sociedad para lograr un mejor distrito, una mejor provincia, un mejor país.

 

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