En aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos:

Ustedes enviaron mensajeros a Juan, y él ha dado testimonio de la verdad. No es que yo dependa del testimonio de un hombre; si digo esto es para que ustedes se salven. Juan era la lámpara que ardía y brillaba, y ustedes quisieron gozar un instante de su luz.

Todo acontecimiento importante se prepara. Dios ha conducido a su pueblo de una manera gradual para enviarnos a Jesús. Así el nacimiento del Hijo de Dios fue anunciado por los profetas desde más seis siglos antes. Las promesas de Dios se da pleno cumplimiento con la venida de Jesús. 

En estos días que nos preparamos para la navidad de Jesús la Iglesia nos propone la figura de Juan el Bautista. Pues él era el último de los profetas que tenía que preparar de modo inmediato la venida del Señor y además presentarlo al Pueblo.

Como se puede apreciar Dios se vale de instrumentos para hacer llegar su mensaje. Juan tenía un buen aprecio y aceptación del pueblo judío. Mucha agente acudía a él para recibir el bautismo de conversión. El profeta era también muy directo en sus palabras para invitar a la reflexión y cambio de quienes acudían. Fue el precursor de Jesús que se caracterizaba por su humildad, moderación y valentía. 

Así como Dios se valió de los profetas, Juan el Bautista y tantos otros personajes de la Biblia para mostrarnos su amor, misericordia y plan de salvación, también el Señor te necesita para que seas su instrumento en hacer mucho bien donde estás. Puede que encuentres dificultades, pero confía en quien te envió y puso allí. Cuando te dispones al plan de Dios puedes resplandecer con el brillo de Dios. 

En este tiempo convulso y confuso, en el Perú especialmente, se puede tener dos miradas frente al acontecimiento. Por un lado, decir que es parte de la historia, que las luchas son necesarias y las cosas tienen que hacerse con la fuerza y voluntad ciega. Por otro, es encontrar el sentido de lo que pasa ¿Qué quiere Dios de ti y su pueblo en estos momentos? ¿Qué no ha funcionado? Entonces encontremos el camino pacífico y racional. Las grandes reformas de la historia se han hecho sin violencias. 

Cuando parece que se instaura la cultura del interés partidario, el terror, la violencia y el caos ¿Cómo superarla? Primero con el freno a cooperar al mal que sería ser parte de ello, la valentía, la oración, el respeto a las personas, defensa de lo justo pero sin violencia, la fraternidad ¿Acaso a quien causas el mal no es un ciudadano y alguien que tiene igual dignidad? Dios ilumine a todos y hagamos lo mejor de nuestra parte en momentos de crisis. 

Buen día.

P. Arnaldo Alvarado