Trascurrían los últimos días del mes de octubre, ya la estación primaveral había iniciado el veintitrés del mes anterior. En la parte costera donde habitamos estamos acostumbrados a una primavera de clima cálido, pero en los últimos años se ha visto opacado con el alargamiento del invierno, imagino consecuencia del calentamiento global. La noche fría invitaba a tomar alguna bebida caliente; años atrás era difícil encontrar algún negocio nocturno en la plaza de la ciudad, muy diferente ahora... lo que en mi recuerdo de antaño solo dibujaba como la vivienda de algún vecino, hoy en día han sido reemplazados por negocios de diferentes rubros, panaderías, pollerías, salones de comida china, sangucherías, pizzerías, cafés, financieras, casas de apuestas, joyerías, salones de belleza, veterinarias, bodegas, minimarkets, farmacia y todo aquello que podamos imaginar... también están ubicados en una de las calles la Municipalidad Distrital y la Iglesia, y, frente a ella en una calle paralela la Comisaría.
Era domingo por la noche, mis manos casi congeladas y con la nariz húmeda como las del perro consecuencia del intenso frio me obligaron a ingresar a uno de los negocios en búsqueda de un café que ayude a calentar el cuerpo. Estaba allí Pablito Tanaka, dueño del café; a finales de la década de los noventa viajó al país del sol naciente para hacer patria, casi tres décadas después y con algunos ahorros en los bolsillos volvió al país para invertir en un negocio propio, conversaba con uno de sus clientes y le decía:
- Pague todos los derechos que impone la municipalidad: licencia de funcionamiento, inspección de defensa civil, el papelito aquel que te obligan a comprar, FUT creo que se llama y no se cuanto más te quieren cobrar.
Los gobiernos locales hoy en día tienen una lista interminable de requisitos para todo ciudadano que intente ser formal, en casos de aquellos de expendio de comida piden cumplir con un protocolo sanitario que se hace casi inalcanzable, baños, señalización, dimensiones, seguridad, pozo a tierra, ¡Ufff¡, etc.
- A cada momento venía los policías municipales con la intención de cerrarme el local – mencionaba Pablito Tanaka, ellos venían con sus papelotes de cierre en mano, fueron cuatro las oportunidades que me visitaron, solo sabían decir “NO TIENE LICENCIA LE VAMOS A CLAUSURAR EL LOCAL”, de forma inmediata les mostraba mis documentos que demostraban que ya hace más de sesenta días les había solicitado los permisos de formalidad que obliga la comuna Distrital, “¡¡¡YA, YA, YA!!!, ENTONCES VAYA A RECLAMAR SU LICENCIA” me decía quien dirigía la inspección, ahora ya estoy más tranquilo ya tengo todos mis documentos en regla.
Esa larga lista de requisitos, los lentos andares del aparato burocrático acompañado de los costos bastante elevados para la formalización comercial muestran la falta de visión de nuestras autoridades, es común oír de los funcionarios municipales “TENEMOS QUE RECAUDAR” , pero en ese querer recaudar ahuyentan la formalidad, son inquisidores contra quienes buscan hacer un negocio formal, inician una cacería de brujas con el emprendedor que intenta abrir una puerta para comenzar un comercio, son incapaces de brindar las condiciones adecuadas para que el distrito se formalice, su único pensar es recaudar, y en ese concepto errado y cortoplacista siguen destruyendo al distrito. Siempre he mencionado que no existe intención de hacer, esas ganas de progresar, ese espíritu de servir a la ciudad, solo actúan como vampiros, pero a diferencia del vampiro que chupa sangre, estos buscan que absorber todo lo que se pueda del bolsillo ciudadano, pedir mucho, ofreciendo casi nada.
SE VIENE EL ANIVERSARIO DISTRITAL
A pocas semanas de iniciar la semana de aniversario del Distrito de la disque capital comercial del sur medio, denominación bastante alicaída por supuesto, se rumorea ya la llegada de la feria, muchos para sacar partido del momento dicen que es una tradición y que es obligatoriedad de la municipalidad distrital realizarla en la plaza de la ciudad y las vías de alrededor. Desde hace muchos años la pequeña plaza del distrito en un lapso de quince días se transforma en espacios de comercios de artesanos, juegos mecánicos, restaurantes en las calles y bares callejeros, acompañando a ellos el desorden, la delincuencia y suciedad; montículos de basura adornan las calles, ríos de orine corren por las vías y en los jardines de la plaza florecen heces y ya no rosales; los amaneceres post verbenas dejan junto a ciudadanos de larga celebración nocturna botellas de licor regadas por doquier, uno que otro quienes vencidos por el sueño y alguna necesidad fisiológica con los pantalones mojados y emanando olores fétidos. Durante las noches de festejo el expendio de licor no tiene límites ni parámetros, sin ningún tipo requisitos ni protocolo sanitario, es común ver personajes ebrios tambaleándose buscando algún rincón para miccionar; los ciudadanos incapaces de reclamar por temor a alguna reacción agresiva y totalmente huérfanos de autoridad donde el único objetivo es recaudar quien sabe con qué finalidad.
Las ciudades crecen en el tiempo, la población en nuestro distrito ha aumentado considerablemente, pero el destino y cada ciudadano hemos elegido autoridades desconocedoras del concepto de desarrollo, de trabajo comunal y con una muestra total de falta de sentido común con el vecino. Esa falta de personajes con la intención de crecer como ciudad nos ha sumergido en el subdesarrollo, informalidad, desorden, suciedad y destrucción, quienes fungen de gobernantes, totalmente escasos de una buena decisión son cómplices de la situación en la que vivimos y en un actuar de espaldas al ciudadano viven en la ley del embudo “ancho para algunos angosto para otros”; mientras que el ciudadano que lucha por emprender de manera formal cumpliendo con sus impuestos, arbitrios y tasas impuestas para iniciar un negocio, ellos son ciegos y mudos ante la presencia del comercio informal, y cada año durante estas fechas, en esa muestra desesperación, quien sabe a espera de sentirse aceptados por un grupo, perjudican más a los vecinos como si fuese poco con la ya existencia de los paraderos en las calles de la ciudad, se pretende por estos días autorizar el funcionamiento a la feria por el aniversario del distrito sin ningún tipo de protocolo de seguridad ni de salubridad.
No se debe de actuar al capricho de un grupo de ciudadanos que solo ven su interés y beneficio vulnerando el derecho de los vecinos, para que tantos requisitos y formalidades, porque tanta presión autoritaria a un alto precio, a cambio de nada; porque mano dura para quien intenta ser formal y totalmente blanda para la informalidad, como exigir formalidad si son incapaces de pedir orden a quienes ocupan las calles ocasionando desorden y suciedad, necesitamos autoridades con visión ciudadana sin distingos ciudadanos, necesitamos autoridades que imponga sus requisitos pero NO A CAMBIO DE NADA.